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miércoles, 4 de marzo de 2015

A propósito del Día Internacional de la Mujer

Raquel Jiménez Cerrillo
Diputada Federal del PAN

A tan solo unos días de celebrar el día internacional de la mujer hoy quiero hablar justamente del maravilloso papel de ser mujer en el siglo XXI.

Y es que muchos años han pasado desde el año de 1857 cuando en la ciudad de Nueva York se realizó una marcha de mujeres de una fábrica textil en protesta por las condiciones laborales que vivían, o 1908 cuando un grupo de costureras también en Nueva York se declararon en huelga en protesta, exigiendo mejoras laborales, aumento de sueldo y poner fin al trabajo infantil; en dicha huelga el 8 de marzo, ciento veintinueve mujeres murieron quemadas en un incendio en la fábrica de textiles.

Y aunque desde 1909 se conmemora el 08 de marzo, no es sino hasta 1977 cuando las Naciones Unidas declararon el "Día internacional de Mujeres Trabajadoras" y eligieron el color lila para representar los esfuerzos de las mujeres que murieron.

Desde entonces la situación de la mujer ha avanzado de forma muy significativa en todos los ámbitos de la vida, social, laboral, profesional, jurídica, política etc., sin embargo, quedan muchas cosas pendientes, especialmente que la sociedad reconozca su dignidad, para que las mujeres seamos cada vez más respetadas y valoradas en nuestras positivas potencialidades.  Que seamos reconocidas en nuestra especificidad y en nuestra feminidad, y que no sea el varón el punto de comparación sino la dignidad personal  de cada mujer.

Es muy lamentable ver y reconocer que en nuestro propio País, y en pleno siglo XXI la mujer sigue siendo vulnerada en su dignidad, reduciéndola a ser objeto de placer que puede usarse, comercializarse y explotarse, hoy la trata de personas y de manera particular la explotación o prostitución de mujeres de cualquier edad ocupa el tercer negocio que más dinero mueve en el mundo, solo lo aventaja el tráfico de drogas y el de armas, ambos deleznables.

Hay lugares y culturas donde la mujer es discriminada o subestimada por el solo hecho de ser mujer, donde se recurre incluso a argumentos religiosos y a presiones familiares, sociales y culturales para sostener la desigualdad de los sexos, donde se perpetran actos de violencia contra la mujer, convirtiéndola en objeto de maltratos y de explotación en la publicidad y en la industria del consumo y de la diversión.

Y que decir de otra condición que viven millones de mujeres en todo el mundo, el drama humano de la inmigración, mujeres que se ven obligadas a ir a otro País en busca de un poco de bienestar para sus hijos, a costa de dejarlos en el país de origen, tantas veces en situaciones sumamente precarias.

O aquellas que viven en la marginación del conocimiento porque no tienen acceso a la educación, o las que viven aceptando las decisiones de otros porque siguen siendo anuladas y pisoteadas en los órganos de decisión del mundo empresarial o de los partidos políticos y de gobiernos en los cuales y a pesar de lo que se diga la misoginia y el machismo sigue siendo la ley. 

La lucha de las mujeres en el siglo XXI y de la sociedad acompañando esa lucha debe iniciar por reconocer que el hombre y la mujer son iguales en dignidad, y en aquello que se distinguen son complementarios. Debemos buscar una sociedad donde se resalte el papel importante de la mujer, el valor de identificarse como tal, y la importancia de la feminidad y de la maternidad como valores únicos e irremplazables, debemos romper la gran confusión actual que ha llevado el feminismo radical y la ideología de género en cuanto a “derechos” de las mujeres.

Los hombres y las mujeres necesitamos reedescubrir y afirmar nuestra identidad y complementariedad en beneficio propio, de la familia, del mercado laboral y de la sociedad en su conjunto; desarrollar el papel diferencial de la mujer en la sociedad sin discriminación, violencia o explotación porque la auténtica emancipación femenina consiste en la libertad de ser realmente una misma, en ser mujer en términos de mujer.

Por ello es de particular importancia la 59 Sesión de la Comisión sobre la condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas que tendrá lugar en Nueva York del 09 al 20 de marzo en la sede de la ONU. Reunión en la que participaremos delegaciones representantes de los Estados Miembros y Organizaciones no Gubernamentales acreditadas de todas partes del mundo., para llevar a cabo un examen de  los progresos logrados en la implementación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing al cumplirse 20 años de su adopción en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995. 
Llevaremos las voces de mujeres de todo el mundo que claman el reconocimiento universal y el respeto de la identidad femenina de su dignidad y de la auténtica igualdad entre hombre y mujer basada en la complementariedad y reciprocidad.

Pugnaremos por políticas internacionales y el reconocimiento en la legislación del valor del trabajo silencioso y, aparentemente invisible, de la mujer en su familia y el tratamiento del término “dedicación exclusiva a la familia” como categoría laboral.

Impulsaremos la creación de un marco de políticas internacionales de protección de la mujer trabajadora que tiene o quiere tener hijos o que está dedicada parcial o exclusivamente a su familia y la denuncia de cualquier tipo de discriminación contra ellas.

Exigiremos la prohibición de prácticas violatorias de la dignidad y que son nuevas formas de explotación de la mujer como lo es la maternidad subrogada que favorece el tráfico de personas y que convierte a los niños en un producto comercial.


En fin como afirme antes, falta mucho en nuestra cultura para que la valoración de la mujer no quede sólo en el discurso y en la celebración de un día, sino que sea parte de la realidad de todos los días.